Nada es inmutable ni eterno, excepto que te quiero, por lo menos por hoy. Y ese pensamiento debo repetirlo todos los días, porque yo, aparte de mirarle la cara al día, debo tener una esperanza en que ese sentimiento mío por tí continúe alimentándome el alma. Realmente, necesito tener esa esperanza porque, lo queramos o no, es lo que nos mantiene en pie, permitiéndonos seguir el camino.
Tengo la experiencia de que, por lo menos en mi caso, no funciona lo de “a partir de hoy” o el “para siempre”, porque son conceptos que me añaden presión, me bloquean y consiguen el efecto contrario al que debieran. Yendo a lo claro, yo dejé de fumar hace catorce años (antes de que naciese mi dulce Pablo), y de beber (salvo en el Sunset con vosotros) hace seis. Lo hice. Lo conseguí.
Pero, a pesar de que eran objetivos que deseaba lograr, no me marqué opciones absolutas. Más bien me dije, qué bien, llevo dos días sin fumar; un día más no me perjudicará. O, quizás no pueda dejar el alcohol para toda mi vida; pero por mis huevos que estas veinticuatro horas no voy a beber. Y con esa flexibilidad (nada es inmutable …) llevo ganando el partido unos cuantos años.
Ahora, sé que muchas veces las personas no están contigo durante toda la vida (a pesar de que mis amigos harían protestas y juramentos al respecto), o que mi hijo no mantendrá conmigo la misma relación que tiene ahora con sus trece añitos, o que puede que yo dentro de dos meses no me asome jamás a un blog. No lo sé fijo. Pero conozco que debo vivir el día a día, y con esa medida del tiempo en mi cabeza, mantener mis promesas de amor y mis sentimientos.
Tengo la experiencia de que, por lo menos en mi caso, no funciona lo de “a partir de hoy” o el “para siempre”, porque son conceptos que me añaden presión, me bloquean y consiguen el efecto contrario al que debieran. Yendo a lo claro, yo dejé de fumar hace catorce años (antes de que naciese mi dulce Pablo), y de beber (salvo en el Sunset con vosotros) hace seis. Lo hice. Lo conseguí.
Pero, a pesar de que eran objetivos que deseaba lograr, no me marqué opciones absolutas. Más bien me dije, qué bien, llevo dos días sin fumar; un día más no me perjudicará. O, quizás no pueda dejar el alcohol para toda mi vida; pero por mis huevos que estas veinticuatro horas no voy a beber. Y con esa flexibilidad (nada es inmutable …) llevo ganando el partido unos cuantos años.
Ahora, sé que muchas veces las personas no están contigo durante toda la vida (a pesar de que mis amigos harían protestas y juramentos al respecto), o que mi hijo no mantendrá conmigo la misma relación que tiene ahora con sus trece añitos, o que puede que yo dentro de dos meses no me asome jamás a un blog. No lo sé fijo. Pero conozco que debo vivir el día a día, y con esa medida del tiempo en mi cabeza, mantener mis promesas de amor y mis sentimientos.